LA HISTORIA DE CHUCHO BENÍTEZ
La
última escena que se recuerda de Christian Benítez sobre una cancha de
futbol en México es aquella que muestra a un padre amoroso. Tras ganar el
título con América, el Chucho festejó con su familia, con su
esposa Liseth Chalá y sus dos pequeños gemelos, Emmily y Cristiano, sobre el
césped del estadio Azteca. El delantero ecuatoriano abrazó sin empacho a los
suyos mientras sostenía el trofeo plateado que lo acreditaba como campeón del
balompié azteca.
Aquellas
imágenes dejaban claro que Christian Rogelio Benítez Betancourt, quien nació el
1 de mayo de 1986 en en la Provincia de
Pichincha, Ecuador, era un hombre entregado a su familia y evidenciaban que el goleador no quería que la triste niñez que él sufrió se repitiera con sus hijos.
Pichincha, Ecuador, era un hombre entregado a su familia y evidenciaban que el goleador no quería que la triste niñez que él sufrió se repitiera con sus hijos.
“Lo
tuve en pecho porque la mamá estudiaba en la universidad en Quito (a 288
kilómetros de Esmeraldas, lugar donde vivía la familia) y no queríamos que
nadie le fuera hacer algo a mi Christian. La mamá buscó alguien que lo
atendiera, pero me opuse”, cuenta Dorcy López, abuela de Benítez, quien se
encargó de la crianza del pequeño.
Lejos
de sus padres, Rita Betancurt y Ermen La Pantera Benítez, figura
histórica en el futbol ecuatoriano -máximo goleador del balompié en ese país,
con 191 anotaciones-, Christian tuvo una niñez complicada, con un precaria
situación económica, la cual obligó a sus progenitores a buscar nuevos
horizontes fuera del país: la madre, licenciada en jurisprudencia, se fue a
cuidar ancianos a Italia, mientras su padre se marchó a Estados Unidos a
dirigir escuelas de futbol.
“Éramos
muy pobres, pero salíamos adelante porque mi abuelita trabajaba muy duro.
Criábamos cerdos para obtener dinero. Mi abuelita vendía agua, helados, cosas
así para ayudarnos a nuestros estudios. Siempre contamos con su apoyo. Teníamos
nuestra casita pequeña, donde vivíamos todos”, recuerda su primo hermano Javier
Guerrero.
“Para
un niño de seis años es muy difícil la vida sin su madre y su padre. Siempre
hemos estado a su lado, dándole cariño y amor, lo primordial que necesita un
ser humano”, agrega Javier, quien compartió los primeros años en un humilde hogar
en Esmeraldas, Ecuador.
Sin
embargo, la redonda le tenía preparado un destino diferente. “Desde pequeño le
gustó el futbol. Pateaba todo lo que encontraba a su paso; veía un plato y lo
pateaba, veía una botella y la pateaba. Y con el balón quebraba todos los
vidrios de la casa en la que vivíamos”, apunta su primo.
En
2002, con solo 16 años, Chucho debutó en el Club Deportivo El Nacional.
Benítez se convirtió en la estrella del equipo y fue considerado una promesa
del futbol ecuatoriano debido a su talento, velocidad y potencia. Tal situación
provocó que varios clubes europeos se interesaran por sus servicios.
Y
cuando todo apuntaba a que el Chucho emigraría a Europa, en 2007 se
anunció su contratación al Santos Laguna de México; en este equipo consiguió el
título del Clausura 2008.
En
2009, Christian Benítez fue fichado por el Birmingham City de la Liga Premier,
dando el paso hacia una de las ligas más importantes del mundo y llegando al
futbol inglés como una de las estrellas más reconocidas de Ecuador. Sin
embargo, el goleador no tuvo la regularidad y en la primera temporada anotó tan
solo cuatro goles, por lo que el club decidió no renovar el contrato al
ecuatoriano.
Así,
en el 2010 el Chucho regresó al balompié azteca para convertirse
de nueva cuenta en una de las figuras y referente del ataque de Santos Laguna;
incluso en el Apertura 2010 se coronó campeón de goleo. En el 2011, las Águilas
de América compraron a Benítez por la cantidad de 10 millones de dólares,
convirtiéndose en la transferencia más alta dentro del futbol mexicano.
Con
la escuadra azulcrema, el atacante ecuatoriano se consolidó como uno de
los mejores delanteros del futbol mexicano. En el Clausura 2012, Apertura 2012
y Clausura 2013, Benítez logró ser el mejor anotador de la competencia y
en su último torneo en México levantó el campeonato. En México, Christian
jugó en total 174 partidos con Santos y América, y anotó 103 goles.
“Teníamos
nuestra casita pequeña, donde vivíamos todos. Siempre vivimos así. La vida fue
cambiando, el tiempo fue pasando. Y le damos gracias a Dios que nos iluminó
llevándose a Chucho
al extranjero. Ahora vivimos un poco mejor. Estamos tranquilos, en paz. Ahora
gracias a Christian tenemos nuestras casas propias”, señala su primo
Javier.
Hace
unas semanas el goleador ecuatoriano se convirtió en el jugador más caro de la
Liga de las Estrellas de Qatar. Y es que El Jaish Sport Club pagó los 8
millones de euros en los que está valuado el pase del exdelantero americanista.
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ASÍ ERA LA VIDA DE CHRISTIAN "CHUCHO" BENÍTEZ EN MÉXICO
ASÍ ERA LA VIDA DE CHRISTIAN "CHUCHO" BENÍTEZ EN MÉXICO
En una visita que hizo el programa 'Ecuatorianos por
el Mundo' en su hogar, el futbolista Christian 'Chucho' Benítez compartió un
poco de su tiempo libre para mostrar cómo era su vida en Torrión, México,
cuando jugaba en el Santos Laguna. En ese equipo jugó desde el 2007 hasta el
2009, y desde el 2010 hasta el 2011. En el lapso entre los dos periodos se
ausentó para formar parte del Birmingham City.
En esta ciudad mexicana había buscado un espacio para
su hogar. Lo tenía a las afueras de Torrión, en el lado oeste, en una cómoda
casa de dos pisos, amplios cuartos y una parte para el confort donde tenía una
piscina y un espacio para las parrillas, seguramente una de sus comidas
predilectas. Pero no como el encocado de pescado, su plato favorito, contó su
esposa, Liseth Chalá. Éste lo consideraba su segundo hogar. El primero estaba
en Ecuador, manifestó.
En un rincón de su casa tenía reservado un espacio
para colgar las fotos con su familia y con su entonces equipo. "Me han
tratado bien desde el primer día en que llegué. Me han apoyado en todo lo que
he necesito. Todos me han apoyado en donde he ido".
Sobre la guerra del narcotráfico, reconoció que era un
poco inseguro vivir ahí. "Para evitar todas esas cosas uno no sale",
contó su esposa. El exjugador confesó que no va mucho a un centro comercial,
por lo que no era un asiduo comprador. Sin embargo, cuando veía algo que le
gusta, lo compraba. Le gustaban las marcas caras. Por ello no escatimaba a la
hora de darse gustos.
No contaba sus goles, al menos hasta cuando fue
realizado este reportaje, en la segunda etapa en el Santos Laguna. "Cuando
uno hace gol, la verdad es que te sientes contento... Cada semana que se juega
el estadio, se llena. La verdad, la gente ama a este equipo... Es una
responsabilidad contigo mismo, con la gente que te viene a ver. Tratas de que
se vayan felices a su casa".
También mostró el estadio del Santos Laguna. Ahí
mostró su vestidor, donde cada uno tiene un televisor para su distracción.
"La verdad es que me ha ayudado a tener muchas cosas, no solo en lo
futbolístico". Durante su estancia en el país azteca se hizo creyente de
la Patrona de México. "La tengo tatuada a la Virgen de Guadalupe. Siempre
le enciendo una vela". En su lugar de trabajo también tenía presente a su
hogar, pues hay una sala donde cada jugador tiene las fotos de sus esposas y
familia. Él también tenía la suya. "Cuando los ves, te motivas", manifestó.
Al momento de ser cuestionado sobre su ingreso
mensual, prefirió guardarlo en reserva. "Uno siempre viene desde abajo. La
verdad es que pasé muchas necesidades dede pequeño, y gracias a Dios tengo un
sueldo cómodo para apoyar a mi familia". No descartaba la idea de invertir
en su país en algún momento. "Uno hace un esfuerzo. La verdad, estando
fuera de su país uno extraña muchas cosas, pero la verdad es que a mi país no
lo cambio por nada de este mundo".
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